Gastronomía UVM: Sazón Yaqui, comida de corazón.

Nacional

¿Cuál es el primer platillo que se les viene a la mente si yo les digo “infancia”?


Tantas respuestas a tan sencilla pregunta. Algo tan personal que puede hacernos regresar a nuestra niñez al alcance de un solo bocado. Ese abrazo que le damos a nuestro niño interior con tan solo recordar esos aromas capaces de transportarnos a una cómoda tarde, recostados en el sillón de nuestra sala viendo algún tipo de caricaturas, esperando el tan ansiado “¡Ya está lista la comida!” de nuestras madres o nuestras abuelas. 


Rollitos de carne y salchicha con arroz rojo Sonorense. Esa sería mi respuesta. Un platillo tan abandonado y tan poco conocido, tradicional en la cocina Yaqui.  Una receta que ha ido evolucionando con el tiempo pero que siempre mantiene ese sazón regional inigualable.


Mi madre, mujer Sonorense de fuerte carácter y sazón Yaqui por herencia, preparaba con frecuencia este sencillo platillo que llenaba nuestros pequeños corazones. “Panza llena, corazón contento” suele decir. 


Es un platillo heredado de su bisabuela, otra mujer Yaqui que gozaba de cocinar para toda la familia. Una buena carne sonorense cubriendo una salchicha recién hecha, con cebolla fileteada y sofrita en aceite, bañada en puré de tomate, especias y el toque más controversial, un chorrito de Coca Cola.  


Sí, tal como lo oyen, esa bebida se ha metido hasta los pueblos más recónditos del mundo. He intentado cambiar la receta y convencer a mi madre de que la hagamos más natural, hasta más tradicional, pero ella insiste en que no sabe igual. Y tiene razón. Pero no se asuste estimado lector, para contrarrestar esta extraña modificación cultural acompañan los rollitos de un clásico arrocito rojo. Arroz con cebolla en brunoise sofrita, cocinado con su caldillo a base de tomate, cebolla, chile mirasol y caldo de pollo. No es como el arroz común y corriente, lo destaca su cremosidad al dejarlo con la suficiente cantidad de líquido, suficiente para completar la cocción y dejar una especie de pasta de tomate en la superficie.


Recuerdo esa simple combinación como un glorioso festín de fin de semana. Mi mamá también lo recuerda con cariño de su infancia, mismo recuerdo que tiene mi abuela, mismo recuerdo que tiene mi bisabuela y quien sabe cuántas generaciones más. Un platillo simple pero con una gran carga emocional y generacional. Un platillo que al día de hoy me lleva a mi tierra caliente, a mi bello Sonora. 


Es un buen hábito cocinar lo que nuestras madres nos van enseñando, por el puro gusto de regresar a casa de vez en cuando. Es así que les comparto un poquito de lo que fue mi hogar tantos años y uno de los tantos platillos de regiones pequeñitas que se están olvidando con avanzar de las grandes ciudades.  


¿A ustedes, qué platillo los trae de vuelta a casa?

Notas Relacionadas

Si tienes algo que compartirnos, envianos un correo a contacto@conectandochihuahua.com

Ir arriba