Refrendan su admiración, mujeres indígenas chihuahuenses, ante los retos de liderazgos.

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En el marco del encuentro denominado “Mujeres Indígenas: sus luchas, retos, desafíos y aportes a la participación política de las mujeres indígenas en Chihuahua”; organizado por el Instituto Nacional de los Pueblos Indígenas y el Plan de Justicia del Pueblo Ralámuli; se dio lugar a un conversatorio junto a líderes comunitarias, maestras de educación indígena, luchadoras sociales y autoridades tradicionales; quienes compartieron sus historias y saberes con más de 50 mujeres que convocó la institución, para así conmemorar el Día Nacional de la Mujer Indígena, que conmemoró el pasado 5 de septiembre. 


Al respecto, la gobernadora indígena de Cienega de Norogachi, Guachochi; María Luisa Bustillos, dijo que las mujeres deben estar presentes en todas las áreas, desde las médicas, jurídicas, psicológicas, educativas, ecológicas. Alzar la voz en torno a lo que como mujeres esperamos de otras mujeres, un solo caminar y sin lastimarnos entre nosotras; dejando huella en torno a la lucha, sin importar el maltrato o la crítica, pues la experiencia colectiva es poderosa.


También, Zenaida Pérez, luchadora por los derechos de la tierra; habló de las mujeres que han inspirado su lucha y la lucha de otras mujeres. La primera fue su abuela, con quien creció en una comunidad alejado, bajo el cuidado de un rancho ganadero, rodeada de gente mestiza, desde donde aprendió códigos de comportamiento. Después comenzó sus estudios, en una escuela fundada por una mujer foránea en silla de rueda, de quien le inspiró su fortaleza. Posteriormente fue promotora al cuidado de niños en albergues indígenas, luego se integra al grupo de maestros, junto a quienes dio clases durante veinte años. Además, comenzó su lucha por el territorio, con el reconocimiento incluso de los hombres de su comunidad. Lo que le hace seguir en lucha, es ver cómo en otras comunidades, las mujeres van haciéndose de cargos diversos de autoridad, donde el reto es seguir en ello, aunque el desconocimiento se haga presente, pues el aprendizaje, asesoría y capacitación, se adquiere en el camino de otras mujeres aliadas, incluso de otros lugares y que emprenden luchas más grandes.  Desde su campo de acción, se suma a diez mujeres indigenas jóvenes que están abiertas al aprendizaje y al conocimiento desde tempranas edades; pero siempre unidas.


Asimismo, Lucia Olivas Espino; quien es ahora la directora de educación indígena en el Estado, habló acerca la inspiración que le dio la maestra Cuca, pues a dónde quiera que vaya, el objetivo siempre será el regresar a apoyar a la misma comunidad, pese a los retos en el camino. Otra inspiración, la obtuvo fuera del estado, con una maestra con la que aprendió a escribir de una forma correcta. En su camino, se fue topando con diversas mujeres, que le han aportado, pero también con quienes entorpecen su caminar. En la cultura Rarámuri es muy importante la contemplación y el observar las diversas formas de hacer o de pensar, pues eso da acceso a la sabiduría comunitaria. Por otra parte, los docentes hoy en día, pocas veces se detienen a entender y observar las herramientas que les servirán en la vida. Aprender un segundo idioma, como es el español o incluso el inglés, siempre va primero que cualquier otro aprendizaje; lo que infiere un esfuerzo doble o triple en ese proceso. Los indígenas nos adaptamos fácilmente a esos retos, pero qué pasa de allá para acá, cuando las instituciones y la sociedad poco reconocen. Da pena que maestros y maestras de educación indígena no reconozcan el que ella se encuentre a cargo del departamento de educación indígena, sólo por meros intereses personales o políticos. Sin embargo, su misión es atender las necesidades reales de alumnos y escuelas; así como visibilizar el trabajo que el magisterio indígena está haciendo.


Yolanda Palma, encargada de la instancia municipal de la mujer en Guachochi, por su parte hizo hincapié en la reflexión de que como mujeres indígenas, defienden su visión colectiva desde la comunidad; por lo que apoyarse como mujeres es solo el seguimiento a aquellas mujeres que han luchado en los ámbitos de la salud, la sociedad, la toma de decisiones, la educación, lo político, académico y mas. Para ella, la defensa del derecho a las mujeres indígenas a una vida libre de violencia, está plagada de piedras en el camino; pues los roles o estereotipos complican las tareas asignadas antiguamente a las mujeres. Sin embargo la lucha por ocupar lugares de escucha y toma de decisiones, cada vez abren más camino a más mujeres indígenas, por lo que les reconoce y más cuando no se tienen preparaciones académicas, lo cual no ha impedido la siembra de nuevas mentalidades; sin permitir que el peor enemigo de un indígena, sea el mismo indígena. 


Sewá o Flor Morales, finalizó con un reconocimiento a las distintas luchas de las mujeres, por la salud, la justicia, el territorio, la educación digna para sus hijos; muchas luchas enmarcadas en una sola lucha. En lo particular, su esfuerzo o lucha va en torno al idioma Ralámuli, pues así como hay desplazamiento humano, también lo hace en el idioma. Enseñar el idioma en medios que son distintos o más complejos que las comunidades indígenas. Todas tenemos distintas realidades, pero lo importante es conservar el interés por aprender, sin importar la visión del mestizo malo, porque invade. Empero, hay quienes están abiertas a aprender y apoyar las luchas de las comunidades, partiendo desde el interés de aprender a comunicarse en el idioma de que se habla en las distintas regiones de la Sierra Tarahumara. Las mismas instituciones exigen tanto a esas personas, que luego no los dejan aprender el idioma, para dar una mejor atención a quienes habitan las comunidades indígenas. También hay una red de mujeres indígenas en Chihuahua, la cual no se respalda por ninguna institución o una asociación civil; somos pocas, pero ya ha habido luchas emprendidas, por lo que invitó a las presentes a sumarse. 


Además se reflexionó en torno a las satisfacciones de esas luchas. Al respecto Isabel, reflexionó que vale la pena seguir luchando para superar los miedos, pero además para no perder las costumbres y los territorios. 


María Luisa, compartió que su sueño es empoderar a las nuevas generaciones, pero además sigue en lucha porque a pesar de las amenazas y abusos, la satisfacción de poder encaminar a otras mujeres hacia las luchas correctas, es mucha.


Zenaida, dijo que su interés es hacer que la voz de las mujeres indígenas se escuche , para lograr cambios en beneficio del avance de las comunidades. El divulgar los derechos y su reconocimiento en las propias comunidades, es lo que la hace seguir en pie de lucha.


Lucía, apuntó que desde estos espacios de decisión se encuentran soluciones para aquellas mujeres que viven situaciones complejas; pues brindar simplemente consejos ayuda a fortalecer el pensamiento colectivo de las comunidades. En su caso, el reto es que los niños que cursan la educación indígena, aprendan a leer y escribir, aplicando diferentes estrategias que convengan a las comunidades.


Yolanda, sueña con un mundo de igualdad sustantiva para los pueblos y las mujeres indígenas; donde se de más acceso a los puestos o cargos de decisión. Dijo que desde el momento en que apoyas a alguien de la comunidad, esto suma para hacer la diferencia desde la parte más elemental de la solución de las diversas problemáticas; más allá de solo cumplir con las tareas del hogar y todas las actividades inculcadas hace tiempo.


Para Sewá, un mundo ideal se logrará cuando nos tratemos con respeto, pues eso falta desde la sociedad mestiza, tanto para hombres como para mujeres indígenas. Tratarnos como personas y no con etiquetas. No somos objetos que necesitan ciertas cosas, que somos parte de algo antiguo; mientras que lo que se quiere  es entendimiento mutuo. Falta mucho para erradicar las ideas mestizas equivocadas de lo que implica ser indígena. 


De igual manera, se dio espacio a las participaciones de las mujeres indígenas presentes. Se destacó en ello, el valor de compartir los aprendizajes de quienes expusieron, pues con esos ejemplos de ayuda a seguir adelante. Sobre todo, el olvido de la lengua, como una problemática real, es algo que ocupa, más allá de preocupar a las mujeres indígenas. Aunque la impotencia de ver en las nuevas generaciones el desinterés por conservar no sólo la lengua, sino la cultura en sí; deben surgir estas experiencias y estrategias para seguir con esa tarea permanente.


También, se coincidió en que un motor importante para que la lucha siga adelante, sin duda es el respeto. Pues cuando no lo hay, la sensación de pérdida es innegable. Por otra parte, el pensamiento occidental de que el indígena no necesita de educación, es un craso error; pues desde las mismas comunidades se educa para preservar tradiciones, lengua y cosmovisión. 


El hecho de que las líderes comunitarias tengan acceso a todas estas experiencias, es importante según se expresó. Pues el choque cultural con los mestizos, su manera de pensar y su forma de dirigir es muy distinta. Ejemplo de ella es la política, en donde poco espacio se le brinda a las comunidades y más a las mujeres indígenas. 


Por ello, empoderar desde la defensa de los derechos de las mujeres indígenas, dará poco a poco espacio a la no discriminación en los distintos espacios; los cuales parten desde el desentendimiento y la falta de comunicación. Sin duda hay muchas capacidades en mujeres, para ocupar espacios que hasta hoy han sido negados o entregados a cuentagotas.

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